Fortalezas:
Después del fracaso en Rusia 2018, en el cual fue eliminada en la primera ronda, Alemania llega con nuevos bríos. A partir del dibujo 4-2-3-1 ha recuperado parte del ritmo y la energía que caracteriza al balompié germano. Su juego pasa por el centro del campo, donde Joshua Kimmich e Ilkay Gündogan conforman el eje del sistema.
La presión alta es una de las virtudes de la Mannschaft. Desde el delantero centro y los extremos, el equipo bascula de forma acompasada para dificultar la salida del rival.
El Bayern Múnich, al que dirigió Hansi Flick antes de dar el salto a la selección teutona, es la base del plantel y permite trasladar varios automatismos desde el campeón de la Bundesliga. El portero Manuel Neuer; Joshua Kimmich, Leon Goretzka y Jamal Musiala en el centro del campo; y Serge Gnabry, Leroy Sané y Thomas Müller en posiciones ofensivas son los representantes del club bávaro en el combinado alemán.
Debilidades:
Su estilo de juego ofensivo le hace conceder ventajas en la defensa, como demuestran sus estadísticas, ya que han encajado goles en cada uno de sus últimos siete encuentros, de los cuales solo han ganado uno.
La llegada de Hansi Flick al banquillo ha significado un cambio tras la etapa de 16 años de Joachim Löw, quien los llevó al título en Brasil 2014. Pese a un comienzo exitoso con ocho victorias, Alemania aún está en período de construcción y el Mundial será una prueba de fuego para un equipo que ha perdido confianza tras sus últimas presentaciones.
La baja por lesión de Timo Werner acrecienta aún más las dudas en el ataque, en el que no cuentan con un goleador reconocido. En la presente generación, no hay un Miroslav Klose o un Jürgen Klinsmann e incluso podrían apostar por un “falso 9” como Kai Havertz. Marco Reus, quien tampoco se recuperó a tiempo, será otra ausencia sensible.
Así juega:
Mañana vamos con el análisis de Inglaterra!